Agoniza la luz.
Se pierde temblando como la niña del cuento
entre exiguos escondrijos que conquista la noche.
Imitando al lobo en luna llena
aúllan mezclándose desnudos pensamientos
ensordeciendo contentos lo más íntimo del ser.
Dulces tormentos, momentos agrios,
risas y llantos propios y ajenos
intentan asustados refugiarse en un recuerdo.
Afanes pausados y deseos inminentes
esperan impacientes el intervalo del sueño.
El espíritu no evita mirarse en un etéreo espejo
que le devuelve su reflejo hacia dentro
y lo expulsa, rebotando una imagen a la deriva.
Un lamento encuentra su nacimiento profundo,
donde brota un río manso,
alimentado del deshielo del alma.
Como gotas de rocío, una a una,
se desmenuza cada pensamiento,
lento fluir callado y llorado,
helado en la nieve de frías sensaciones.
Va creciendo en un sinuoso recorrido,
pretendiendo parecerse al mar que intuye.
Aguas turbias y aguas claras,
alternándose según el pasado acaecido,
con gran ruido aumentan la corriente.
En una orilla deslumbra un ángel,
en la otra la oscuridad espera turno.
Se perciben en una guerra que nada gana.
El despertar del día anuncia tregua,
a la espera quedan el monólogo y la lucha.
Nace la luz.
Una luz en la oscuridad. 
A lo buenos días:
Es curioso como para qué nos demos cuenta de la luz entre la luz ha de existir primero algún tipo de oscuridad, saber que existe esa luz y qué tenga una repercusión: bien función útil, bien necesidad de verla. No sé si me explico. Pero si con pleno sol enciendes una linterna apenas se ve su luz, es más, ni se ve, pero está, solo es conocerlo.
¿Sabes? Creo que hay un tipo de luz, la cual es como si no naciera, qué es como si estuviera siempre y simplemente es tener un lugar en donde poder mostrarse y percatarnos de su existencia. Ni todo lo que vemos esta, ni todo lo que no vemos es, simplemente está.
Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
Shi
Me encanta la precisión de tus palabras mezclada con la belleza. Este poema es precioso Puck. Es triste, o al menos a mi me lo parece hoy así, aunque al final siempre renazca la luz. Tras la angustia, siempre tenemos la opción de abrir la puerta a la luz de nuevo en vez de dejarnos engullir por la oscuridad.
Un beso o dos, del Aire